¿Víctimas o heroínas? El poder de construir nuestras narrativas o303

Las mujeres que han sufrido adversidades pueden llegar a desarrollar habilidades o cualidades esenciales para el éxito en la vida personal y profesional / ChatGTP
Las mujeres que han sufrido adversidades pueden llegar a desarrollar habilidades o cualidades esenciales para el éxito en la vida personal y profesional / ChatGTP
¿Cómo transformar la adversidad en fortaleza y conquistar la libertad personal?
Fecha de publicación: 26/05/2025

Eventos adversos como una violación sexual, abandono, accidente, pobreza, falta de oportunidad profesional, desigualdad en el ámbito laboral y educativo, injusticia, discriminación, hambre, violencia de género, divorcio, muerte y otros más tienen un común denominador: todos se convierten en el “detonante” que te convierte en “víctima o heroína”. Es ese preciso momento en que comienzas a ser un “ejemplo de fracaso o de éxito” y, por lo mismo, un modelo a seguir o bien una carga para todos los que te rodean.

Decía Mussolini que ¨Las mujeres, como las masas, están hechas para ser violadas”. Cuando leí esta frase me di cuenta que le debo mi actual libertad a todas las mujeres que antes de mi lucharon, se rebelaron y se escaparon de la opresión en distintos ámbitos para lograr derechos que ahora yo disfruto, pero que lamentablemente mujeres que viven en otros países aún no han logrado disfrutar. Es decir, que se ha requerido de mujeres valientes que a lo largo de los años no se han victimizado y han luchado para que yo ahora disfrute de todos esos derechos logrados.

Yo, como muchas mujeres, he atravesado muchas adversidades, y las he superado con el apoyo de familiares, parejas amorosas, amigos, compañeros de trabajo, jefes y mentores. Soy afortunada de contar con una red de apoyo para lidiar con estos momentos difíciles, pero soy aún más afortunada de estar rodeada de modelos inspiradores de mujeres valientes, que me enseñan todos los días con sus acciones que son heroínas y no víctimas.

Hace varios años, en una sesión semestral con mi mentora, revisábamos el listado de las actividades a las que me había comprometido cumplir en el ámbito personal y profesional. Lamentablemente era evidente que yo no había cumplido la mayoría, y estaba tan avergonzada que mi reacción fue buscar excusas para que no se decepcionara de mí. Comencé a explicarle que había atravesado por eventos complicados en los últimos meses exagerando mi narrativa de lo sucedido y lo mal que lo había pasado para justificar mi incumplimiento de objetivos.

 


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A medida que le contaba lo sucedido llegó un momento en que me pidió que parara mi narrativa y, con una voz bastante molesta, me dijo “te pido por favor que no te victimices, no eres víctima eres heroína, las víctimas no salen adelante y tú has salido adelante a lo largo de tu vida, eres una heroína y tu historia de vida lo demuestra, así que para ya de victimizarte y dime cuál es tu plan”.  Su comentario me dejó sin habla; desde ese momento soy más consciente de mis palabras y cada vez que me doy cuenta que empiezo a victimizarme cambio mi mensaje. Recientemente en una entrevista me preguntaron cual sería la serie de Netflix que reflejaría mi vida, sin dudarlo contesté que sería la adaptación del libro “Colorín Colorado Este Cuento No Se Acabado” escrito por Odín Dupeyron, en donde cuenta la historia de una valiente princesa que sale del castillo acompañada de su dragón (el miedo) viviendo momentos sin duda complicados pero disfrutando cada momento de ellos.  Ella es una heroína de su propia historia, así cuento yo la mía.

Todos los días tengo la oportunidad de nutrirme de las historias de maravillosas mujeres con las que convivo. Al rodearme de todas ellas es imposible no tratar de identificar las similitudes que existen entre ellas y sus historias. Me sorprendió comprobar que existe un común denominador: todas vivieron momentos trágicos en su vida pero tuvieron la determinación para convertirse en heroínas de su propia historia. No es entonces extraño que recientemente en la literatura y en la industria cinematográfica la tendencia es que se produzca contenido de historias inspiradoras de mujeres que salieron adelante en situaciones complicadas, que se hicieron más fuertes, resilientes y que lograron ser exitosas. Un ejemplo es la película biográfica de “Coco Chanel” quien se inspiró en hábito (túnica y velo) de las monjas con las que vivió cuando fue abandonada para crear sus primeros diseños en colores blanco y negro aprovechando el concepto de sencillez aprendido en su infancia.

Lamentablemente, puede ser que las mujeres de mi generación tengamos arraigada una actitud de víctimas que haya que cambiar, pues teníamos modelos a seguir muy diferentes de los actuales. Nosotras veíamos la película de Sara García “Cuando los Hijos Se Van” que generalmente transmitían en televisión abierta en el mes de mayo, mes en el que se celebra a las madres en México. Esta actriz de la Época de Oro del Cine Mexicano representaba a una madre abnegada, sufrida, víctima de sus circunstancias, que “sufría en silencio”, reflejando la cultura y los valores familiares de México de cuando yo era pequeña, es decir, las creencias profundamente arraigadas en la sociedad mexicana que incluían el sacrificio, la dedicación y el amor incondicional que las madres mostraban hacia sus hijos y familias, capaces de enfrentar cualquier adversidad pero con una actitud de víctima. A ellas se les tenía por “mujeres valiosas” por su capacidad de sacrificio, dedicación y disposición incondicional para dar prioridad a las necesidades de sus parejas, de sus hijos, de sus familiares y amigos. Lo que se esperaba y valoraba era su sacrificio para dejar sus propias necesidades a un lado. Eran víctimas de las expectativas sociales y culturales de la época.

La película basada en la novela de Laura Esquivel “Como Agua Para Chocolate” describe la cultura mexicana de principios del siglo pasado y refleja los valores que imperaban en esa época. Es un excelente ejemplo de las dos figuras de víctima y heroína respectivamente, pues por un lado presenta el perfecto ejemplo la “víctima”, que acepta la obligación impuesta basada en la tradición de no casarse y quedarse al lado de su madre para cuidarla y, por el otro lado, presenta el perfecto ejemplo de  la “heroína”, que es la mujer que decide vivir su vida como ella quiere y que inclusive se escapa de la casa materna para vivir con el hombre que la rapta. Me apasiona ver cómo ante una misma situación, dos mujeres reaccionan distinto: esto refleja el cambio de mentalidad en el cine mexicano para demostrar el comienzo de la evolución de las mujeres.

El enfoque de las historias con el tiempo ha cambiado. La industria cinematográfica selecciona historias que reflejan heroínas que han superado las adversidades como en la película "Precious", en donde una mujer enfrenta los abusos físicos y emocionales que sufría. También la película “The Color Purple" sobre la opresión de una mujer afroamericana que logra liberarse, o en “The Act”, que trata de una joven que se libera de la reclusión en la que la tenía su madre quien fingía que su hija tenía una enfermedad incurable a quien no le permitía caminar y le extraía los dientes. Todas son historias inspiradoras de mujeres que han salido adelante a pesar de sus circunstancias adversas.

Quizás por eso el género literario y cinematográfico que prefiero son las biografías de mujeres, Me inspiran los libros y las películas que cuentan historias de mujeres que, ante las adversidades, demostraron fortaleza y que por lo mismo decidieron dejar de ser víctimas; mujeres que con su creatividad e ingenio tomaron acciones para superar las adversidades dejando un ejemplo para futuras generaciones. Como Sor Juana Inés de la Cruz, quien enfrentó restricciones por ser mujer en el siglo XVII, convirtiéndose en filósofa y poeta y logrando que otras mujeres tuvieran derecho a la educación y al conocimiento.

 


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Por otro lado, es inspiradora la historia de Rosario Castellanos quien sufrió discriminación y opresión en su juventud pero que con su obra pudo denunciar injusticias y promover la igualdad de género. O casos como el de Isabel Allende, abandonada por su padre y viviendo en el exilio durante la dictadura de Pinochet. O Chimamanda Ngozi Adichie, quien vivió en carne propia la guerra civil en su país y las restricciones por ser mujer en una sociedad patriarcal. Existen excelentes compilaciones biográficas como la de Cristina Morató con sus libros “Reinas de Leyenda”, “Divas Rebeldes” y “Diosas de Hollywood” y el libro de Rosa Montero “Dictadoras”, que cuenta historias de mujeres valientes y decidas que salieron adelante a pesar de estar relacionadas con hombres dictadores. Todas estas historias son para mí un referente, una fuente de inspiración y un ejemplo a seguir.

Estoy segura que ninguna de las anteriores mujeres se autodefinió como heroína. También estoy segura que otras se han autodefinido como víctimas. Lamentablemente las mujeres muchas veces no tienen conciencia plena de su victimización, es decir, no hacen una elección consciente de ser víctimas, tienen una percepción de que están atrapadas sin salida, de que no tienen control de su vida y por lo mismo de impotencia, y desarrollan pensamientos, sentimientos y comportamientos de vulnerabilidad, de sacrificio y de abnegación. La victimización en una mujer puede ser vista como una forma de autosabotaje debido a que las víctimas se enfocan en sus propios problemas en vez de buscar soluciones, lo que les impide ser responsables de sus acciones y decisiones. Como tienen un profundo miedo al cambio no toman el control de su vida para mejorar sus condiciones; el resultado es un autosabotaje que implica que esta mujer, consciente o inconscientemente, no actúe para mejorar su propio bienestar dependiendo de aprobaciones y apoyos de terceros (emocionalmente, económicamente y físicamente), lo cual agrava su situación al culpar a factores externos cuando las cosas no salen como ellas quieren. Todo esto genera una baja autoestima pues creen que no merecen que les sucedan cosas buenas y comienzan a sentir autocompasión de su situación perpetuando el ciclo de victimización y autosabotaje.

Es muy importante que seamos autocríticas, que reconozcamos que tenemos un problema para que podamos tomar la responsabilidad de dicho problema y encontrar soluciones. Las mujeres que han sufrido adversidades pueden llegar a desarrollar habilidades o cualidades esenciales para el éxito en la vida personal y profesional como la autoconfianza, la motivación intrínseca para trabajar duro para alcanzar sus objetivos, ambición, independencia, resiliencia,  mentalidad positiva, determinación, alta autoestima, autosuficiencia, capacidad para enfrentar desafíos de forma independiente, la empatía, comprensión y compasión hacia los demás, trabajo en equipo, así como la habilidad de resolución de problemas complejos  no enfocándose en los problemas sino en las soluciones con una actitud proactiva y de cambio, utilizando ideas creativas y efectivas, habilidades críticas para la toma de decisiones, para resolver conflictos y para la realización de acciones para cambiar las circunstancias superando obstáculos. Todas las anteriores habilidades serán los diferenciadores para lograr el éxito.

Muchas veces, cuando a las niñas y jóvenes se les da todo sin que tengan que esforzarse o no han enfrentado desafíos pueden desarrollar una serie de comportamientos y actitudes que les dificultan salir adelante en la vida. Una vida sin adversidades las puede llegar a hacer dependientes para satisfacer sus necesidades,  aprender a recuperarse de los contratiempos, adaptarse a situaciones difíciles superando los obstáculos, resolver problemas de forma creativa y manejar situaciones difíciles cuando son adultos, lo que genera una baja autoestima. Existen innumerables ejemplos de hijos de personas exitosas que vivieron en entornos privilegiados que nunca experimentaron carencias, adversidades o pobreza y que por lo mismo no lograron salir adelante. Estas personas han enfrentado problemas inclusive legales debido a la sobreprotección y el consentimiento excesivo de sus padres. Son lecciones sobre la importancia de la independencia y la responsabilidad personal, en donde el estilo de vida privilegiado sin falta de estructura, disciplina y  límites durante la juventud puede desencadenar en adicciones y dificultades para mantener una carrera profesional y una vida personal estable. La sobreprotección y el consentimiento excesivo pueden impedir que se desarrollen todas sus habilidades para enfrentar los desafíos de la vida adulta. Es importante que los padres fomenten la independencia y la responsabilidad en sus hijas para ayudarles a alcanzar su pleno potencial al desarrollar una fuerte “ética de trabajo” y una actitud de "nunca rendirse".

 


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La adversidad en la niñez y juventud sin duda forja el carácter, de acuerdo al pensador Seneca, “El fuego prueba el oro; la miseria los hombres (mujeres) fuertes”. Estas circunstancias adversas pueden tener un impacto significativo en el éxito en la adultez ya que se forjan una serie de habilidades, cualidades y características que son valiosas en la vida profesional y personal que les permiten salir adelante. Estas experiencias difíciles pueden fortalecer la determinación y la capacidad para enfrentar desafíos, lo que es esencial en roles de liderazgo.

Cada año publicaciones reconocen a mujeres líderes mundiales que lograron el éxito a pesar de enfrentar dificultades significativas como Oprah Winfrey, que enfrentó abusos y pobreza en su infancia; Malala Yousafzai quien sufrió un atentado contra su vida por defender la educación de las niñas en Pakistán; y Sonia Sotomayor que creció en un barrio pobre del Bronx, Nueva York. Todas estas mujeres a pesar de estos desafíos, han perseverado, han sido exitosas gracias a su talento y determinación para superar las adversidades y alcanzar el éxito, son ahora referentes para otras mujeres de perseverancia y autosuperación. Esto no quiere decir que no tengan mérito todas las otras mujeres que crecieron y se desarrollaron en circunstancias privilegiadas y que por lo tanto han tenido a recursos económicos, educación de calidad, redes de apoyo social y  oportunidades que les proporcionaron una base sólida desde una edad temprana para desarrollar sus habilidades y alcanzar sus metas y por consiguiente el éxito. Sin duda todas estas mujeres en situaciones de privilegio han sabido utilizar  esa base para tener un impacto positivo: a lo que me refiero es que hay mujeres que nacen con una base privilegiada y la usan como un trampolín para lograr el éxito sin que se demerite su esfuerzo.

 

Es importante que las nuevas generaciones de niñas que se convertirán en mujeres desarrollen estas habilidades desde pequeñas para enfrentar cualquier desafío. Esto las convertirá en heroínas de sus propias historias. Todas las que somos madres de niñas tenemos la responsabilidad de fomentar en nuestra hijas desde pequeñas no solo el amor a la lectura sino también que encuentren modelos a seguir de mujeres “super poderosas”. Un buen recurso son los libros escritos por Elena Favilli “Cuentos de Buenas Noches para Niñas Rebeldes” que contiene pequeñas biografías de mujeres que a lo largo de la historia han demostrado ser valientes y han luchado por sus ideales, que demuestran su carácter decidido y su actitud valiente. Estas mujeres tienen una idea clara de lo que quieren y luchan por lograrlo.

En resumen, tanto las circunstancias privilegiadas como las circunstancias adversas pueden contribuir al éxito de una mujer. Sin embargo, el diferenciador es la forma en que esa mujer reacciona ante dichas circunstancias para lograr o no salir adelante. Cada mujer es única y reaccionará ante un evento adverso de forma diferente: existen estudios que demuestran que los humanos en momentos de crisis reaccionan de tres de diferentes formas, me refiero a las 3F por sus siglas en inglés “Fly, Freeze or Fight”, cuya traducción al español es “escapar, congelarse o pelear”. Depende entonces de cada mujer si reacciona escapando, congelándose o bien peleando para enfrentar una situación adversa.  De acuerdo a la frase célebre de Aristóteles “solo hay una forma de evitar las críticas, no hagas nada, no digas nada y no seas nada”. Para él, la peor reacción sería congelarse y no hacer nada.  Por otro lado, Henry Ford con su frase célebre “ya sea que pienses que puedes o pienses que no puedes, tienes razón” nos recuerda que los pensamientos son muy poderosos y que te conviertes en lo que piensas. Ambas frases, en mi opinión, ayudan a entender en qué momento te vuelves víctima o heroína, es decir, no es la circunstancia la que define si te conviertes en una víctima o a una heroína sino la forma en que reaccionas ante dicha circunstancia escapando, congelándote o peleando.

Me gustaría concluir con una afirmación, “No eres víctima eres una heroína”, tal cual me lo dijeron a mí. Tu ganancia máxima como heroína es la LIBERTAD, y se traduce en INDEPENDENCIA económica, sentimental, psicológica y física, por lo que no tienes que pedirle autorización a nadie ni darle explicaciones a nadie, tú controlas tu presente y diseñas tu futuro de manera independiente. La libertad es el inicio de tu éxito y en palabras de Frank Sinatra “la mejor venganza es el éxito absoluto”. 

*Denise Guillén es Co Fundadora de Abogadas MX y Socia Office General Counsel and Legal Compliance Resource en KPMG México

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